Al tiempo que entre abril de 1976 y febrero de 1977, traducía las crónicas de guerra del Neue Züricher Zeitung, me pasaban publicaciones de varios países para hacer la revista de prensa. Leía en ellos, además de los editoriales que reseñaba, los temas sobre la naturaleza que sacaba la prensa europea que nos traían a diario, en especial, el matutino parisino Le Monde, la revista semanal alemana Der Spiegel de Hamburgo, el Neue Züricher Zeitung suizo, el Frankfurter Allgemeine, el Frankfurter Rundschau, el Süddeutscher Zeitung, el New York Times, el Wahington Post, el Times, el Corriere de la Sera y tantos otros que devorábamos entre Gurméndez, Jerónimo Gonzalo y yo. Traducía la información sobre asuntos de ecología y se la pasaba al jefe de la sección de Cultura y Sociedad, Ángel Sánchez Harguindey. El tema era novedoso. Para animarle a publicarlo le enseñaba el epígrafe de Ecologie del diario Le Monde que llevaba Marc Ambroise–Rendu.
Aún me quedaban dos años y medio de carrera para acabar los estudios de periodismo. Me cambié al turno de noche, que empezaba a las 6 de la tarde. Era curioso escuchar lo que me enseñaban por la noche en la Facultad para formarme en lo que hacía por las mañanas de redactor. Ejercía para lo que se suponía me preparaban. Era viajar constantemente del futuro al pasado y viceversa, constatando lo poco que tenían que ver ambos mundos. Donde capté por los poros el periodismo fue observando el buen hacer de los compañeros que tenía al lado. Aprendí a redactar noticias y reportajes por impregnación, a marchas forzadas.
Cuando pasaron los seis meses de la beca, seguí trabajando en el Servicio de Documentación, a la vez que iniciaba cuarto curso de periodismo en la Universidad. El resto de becarios, salvo Quina Prades, habían acabado ya la carrera. Los metieron en plantilla. Al no tener aún el título se consideraba que tendría que esperar. Tomé entonces la iniciativa de pasar a la acción. Durante el mes de noviembre trabajé a fondo un artículo a toda página y el 10 de diciembre de 1976 Harguindey lo publicó en la sección de Sociedad. Era mi primer gran reportaje. Informaba sobre el problema de los residuos radiactivos. Los datos estaban sacados de la revista alemana Der Spiegel y de publicaciones galas, que uní a los escasos datos de la situación en España. Lo firmé a medias con Teresa Vicetto, que elaboró las fuentes francesas.
El siguiente texto que firmé, tras dos reseñas de libros, fue el 1 de febrero de 1977 y recogía la campaña para proteger a las focas de Terranova. Las matanzas a las que se las sometía en Canadá suscitaron la repulsa internacional. Fue por aquellas fechas cuando el embajador de ese país invitó a Félix Rodríguez de la Fuente a viajar por los parques nacionales canadienses, de modo que conociera de primera mano la gran labor conservacionista que realizaban. Aquella invitación se ampliaría dos años después. Félix hizo la serie canadiense de su programa en TVE, El Hombre y la Tierra, así como los 24 capítulos que dedicó a Canada en Radio Nacional de España.
Harguindey pidió a Juan Luis Cebrián que me contratara como redactor en plantilla para instaurar en su sección de Sociedad el epígrafe de Ecología. Me llevó al despacho del director para planteárselo. Cebrián, sin cortarse por mi presencia, dijo:
– «Por lo que le vamos a pagar puedo contratar al mejor profesional de España que me quede por fichar».
A lo que Harguindey contestó:
– «Sí, pero éste, joven, novato y aún sin título de periodista, maneja el tema de la Ecología, que nadie controla y es un epígrafe que quiero introducir en mi sección, como ha hecho ya Le Monde».
Que el diario parisino, de referencia en todo el mundo tuviera un redactor dedicado a ese novedoso tema convenció a Cebrián. Así nació la especialidad del periodismo ambiental en un medio español. Era la primera vez que se contrataba a alguien en la plantilla de redacción de un diario solo para llevar los temas de la naturaleza.
Me senté con los compañeros de la sección de Cultura y Sociedad en marzo de 1977. Una vez allí, empecé a hacer periodismo de calle. Me estrené el 1 de abril de 1977, en una rueda de prensa organizada por Félix Rodríguez de la Fuente con motivo de la Operación Halcón de Adena. Era la primera vez que veía al maestro. El evento multitudinario, en un salón de actos lleno de gente, no facilitaba acercarse a los directivos de Adena que lo presidían y menos a su famoso vicepresidente.
(Extracto del libro de BV «Luchar Lo Libre I. La gran batalla por conservar la naturaleza en el año 1977 Madrid, abril de 2020 174 pp. Formato 12 x 18,5 cm. Ed.: www.elcarabo.com)